Sunday, July 26, 2020

VIETNAM 9: Tam Coc

30 de diciembre de 2019 Después de llegar a Hanoi en el tren nocturno de Sapa, cogimos en la misma estación un tren hasta Ninh Binh y luego un taxi a Tam Coc. Empezamos haciendo el placentero paseo en barca por Tam Coc. Después alquilamos unas bicis y fuimos hasta la cueva de Mua, y subimos los centenares de escalones hasta su espectacular mirador. Acabamos el día haciendo una corta visita a la pagoda de Bich Dong. Aquella noche la habíamos pasado en el tren nocturno de Lao Cai, después de haber pasado tres días en Sapa. Estábamos hecho polvo, ya que las camas del tren eran muy duras y no habíamos podido descansar bien. Llegamos a la estación de tren de Hanoi a las 4:30 h de la mañana, una hora en la que estaba casi totalmente desierta. Nuestro destino no era propiamente Hanoi, ya que ya la habíamos visitado durante nuestros dos primeros días en Vietnam. Aquella jornada íbamos a empezar nuestra ruta hacia el sur del país, y la primera parada iba a ser Tam Coc. El primer paso para llegar a esta localidad era coger un tren hasta la Ninh Binh.
30 de diciembre de 2019
Después de llegar a Hanoi en el tren nocturno de Sapa, cogimos en la misma estación un tren hasta Ninh Binh y luego un taxi a Tam Coc. Empezamos haciendo el placentero paseo en barca por Tam Coc. Después alquilamos unas bicis y fuimos hasta la cueva de Mua, y subimos los centenares de escalones hasta su espectacular mirador. Acabamos el día haciendo una corta visita a la pagoda de Bich Dong.
Aquella noche la habíamos pasado en el tren nocturno de Lao Cai, después de haber pasado tres días en Sapa. Estábamos hecho polvo, ya que las camas del tren eran muy duras y no habíamos podido descansar bien. Llegamos a la estación de tren de Hanoi a las 4:30 h de la mañana, una hora en la que estaba casi totalmente desierta. Nuestro destino no era propiamente Hanoi, ya que ya la habíamos visitado durante nuestros dos primeros días en Vietnam. Aquella jornada íbamos a empezar nuestra ruta hacia el sur del país, y la primera parada iba a ser Tam Coc. El primer paso para llegar a esta localidad era coger un tren hasta la Ninh Binh. Así que en la misma estación compramos los billetes del primer tren del día, que salía a las 5:30. Como el trayecto era solo de unas dos horas y media, no compramos billetes en el coche cama sino asientos blandos (86.000 VND por persona, unos 3 €). El tren salió puntual, e intentamos dormitar durante el camino. La estación de tren de Ninh Binh era bastante pequeña y se bajó relativamente poca gente. Ir de allí a Tam Coc solo se puede hacer en taxi, intentamos ver si había otros turistas con los que compartir uno pero parecía que todo el mundo ya tenía sus transportes reservados. Así que regateamos con un taxista que aceptó llevarnos a nuestro alojamiento de Tam Coc por 90.000 VND (casi 4 €). Éste iba a ser Tropical Homestay, un conjunto de bungalós situados muy cerca del centro de Tam Coc. Al llegar tan pronto, no nos dieron inmediatamente el bungaló, pero pusieron manos a la obra a su personal para hacerlo lo antes posible, y no tardaron mucho. El nuestro era muy cuco por fuera, rodeado por algunos jardines, pero muy parco en muebles por dentro (el gran tamaño de la habitación acrecentaba la sensación de vacío). El desayuno estaba incluido y consistía en un huevo frito, pan, un quesito, mermelada y fruta, que no estaba mal pero era algo simplón. Una ventaja del alojamiento era su cercanía con el centro de Tam Coc y la posibilidad de reservar tours o alquilar bicis. La noche nos salió por 17 €, un buen precio por lo que recibimos a cambio.
Interior de nuestro bungaló
Antes de salir de nuestro bungaló teníamos que cambiar radicalmente nuestro outfit, quitarnos las ropas invernales que traíamos de Sapa y cambiarlas por algo más acorde a las temperaturas cálidas de Tam Coc. Después de cambiarnos nos dirigimos al embarcadero de Tam Coc. Y es que lo que trae aquí a montones de turistas es precisamente hacer un paseo en barca por el tranquilo río que atraviesa los acantilados kársticos de Tam Coc. Toda esta zona paisajística está inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. El paseo en barca está muy bien organizado, pero es muy caro, ya que se paga por barca (150.000 VND) y por persona (120.000 VND), así que nos salió por 390.000 VND en total (más de 15 €). Nuestra barca estaba pilotada por un señor mayor, que estaba sentado de una forma que le permitía remar con las piernas. Lentamente remó por el río hacia los altos acantilados calizos que dominan Tam Coc. En poco tiempo dejamos atrás el pueblo y la civilización y nos encontramos totalmente rodeados de naturaleza salvaje. Los acantilados eran impresionantes, muy escarpados, y estaban tapizados por frondosos bosques, y la barca a menudo pasaba muy cerca de ellos. Unas veces estaban tan juntos que sumía nuestra barca en la penumbra. Otras veces atravesábamos alguna zona llana en la que podíamos tener una gran vista de un gran número de acantilados. No podíamos dejar de hacer fotos, sencillamente nos encantó.
Iniciando nuestro paseo en barca
Acantilados de Tam Coc
Navegando muy cerca de los acantilados
Durante el trayecto atravesamos tres cuevas con la barca. No eran muy espectaculares ya que no tenían estalactitas u otras formaciones, pero le daban al paseo un aire de aventura muy chulo, ya que nunca sabías lo que te ibas a encontrar al salir de la cueva. Tras la tercera cueva se llega a una especie de laguna aparentemente sin salida, que marca el final del recorrido. Allí esperan un gran número de barcas que venden bebidas en principio para que se las compres a los barqueros; el timo es fácil, las venden a precios exagerados y te dicen que les compres una a los pobres barqueros que están pasando calor, pero la realidad es que éstos llevan sus propias bebidas en neveras portátiles (habíamos leído que si les compras alguna, ellos no se la beben y la devuelven a las vendedoras en el siguiente viaje). Así que nos hicimos los tontos y no participamos de esta estafa (no tiene otro nombre). El viaje de vuelta fue igual de placentero que a la ida; aunque pasas por los mismos lugares, al verlos de otra perspectiva los paisajes cambian un poco, y descubres mil y un rincones muy fotogénicos. En principio el paseo tendría que haber durado dos horas, pero en nuestro caso fue de una hora y poco. El paseo en barca por Tam Coc nos encantó, y fue uno de los mejores recuerdos que guardamos de aquel viaje.
Entrando en una de las cuevas
Algunas entradas de cuevas
Navegando por Tam Coc
De vuelta hacia el embarcadero
Después de acabar la navegación volvimos a nuestros alojamiento para alquilar un par de bicis (50.000 VND cada una, 2 €) para explorar los alrededores de Tam Coc. El primer lugar al que queríamos ir era la cueva de Mua, situada a unos 4 km al N de Tam Coc. Lo interesante no es la cueva en si, sino las espectaculares vistas que se tienen desde lo alto de la montaña donde está emplazada. El trayecto en bici fue muy bien, ya que apenas había tráfico y no hay mucho desnivel. Lo peor fue la entrada de las cuevas: en principio hay un parking oficial de pago para aparcar bicis y motos. Pero antes de llegar a este hay unos parkings piratas que te intentan obligar a parar y aparcar en los suyos. Sus tarifas son las mismas que las del oficial (5.000 VND), pero los primeros quedan a 1 km de la entrada y si aparcas allí tendrás que hacer el resto de camino a patita. A nosotros ya nos había avisado el propietario de nuestro alojamiento, así que nos hicimos los tontos, cosa no muy fácil ya que a veces incluso llegaban a ponerse delante de la bici. Una vez en el parking oficial compramos las entradas (100.000 VND). Prácticamente todo el mundo pasa de largo de la cueva (que no tiene mucha chicha) y se dirige a las escaleras que suben a los miradores. Para llegar a ellos hay que subir centenares de escalones muy empinados, y la subida es realmente agotadora. Primero subimos al que hay en la cima de la montaña, el más popular y concurrido. Está orientado al suroeste, hacia la zona que horas antes habíamos atravesado en barca. La visibilidad no era muy buena aquel día, pero las vistas eran impresionantes. Después bajamos para ir al segundo mirador, que queda a medio camino en una pequeña colina aledaña. A diferencia del anterior, este está orientado al noreste, y se aprecian las grandes llanuras cubiertas de arrozales de los alrededores de Ninh Binh, que alternan con los primeros acantilados de la zona. Pese al gran esfuerzo que hay que invertir en subir, las vistas nos gustaron mucho, aunque visto en perspectiva hubiera sido mejor subir allí a primera hora de la mañana para tener mejor luz.
Subiendo a los miradores
Mirador hacia los acantilados de Tam Coc
Segundo mirador
Vistas desde el segundo mirador
Panorámica del segundo mirador
Nuestro último objetivo del día fue la pagoda de Bich Dong (parking 20.000 VND). Para llegar tuvimos que pedalear de vuelta a Tam Coc y atravesar una bonita zona de arrozales y acantilados. El entorno de la pagoda es precioso, enclaustrado entre escarpados acantilados llenos de naturaleza. Las pagodas están dispuestas en tres niveles, la más alta de las cuales está medio oculta en una gran cueva. Nos gustó mucho todo el conjunto, nos pareció un buen ejemplo de arquitectura tradicional vietnamita.
Entrada de la pagoda
Diferentes pagodas de Bich Dong
Pagoda escondida en una cueva
Volvimos nuevamente a Tam Coc y a nuestro alojamiento, hechos polvo sobre todo después de la subida de la cueva de Mua, no tanto de la bici ya que toda la zona es llana y muy recomendable para los ciclistas. Nos dimos una merecida ducha y descansamos un rato. Para cenar nos apetecía descansar de la comida asiática y fuimos a The Napoleon, un pequeño restaurante de cocina italiana. Pedimos dos pizzas, una con carne y prosciutto y otra de quesos. La verdad es que las encontramos bastante buenas, quizás de las mejores que hemos comido fuera de Europa. Junto con una cerveza y una limonada, la cena nos salió por 351.000 VND (unos 14 €).
Nuestras pizzas

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