Friday, July 3, 2020

MOZAMBIQUE 2013 December

Comenzaré diciendo que este viaje podría explicarse por sí solo simplemente viendo las fotos
La verdad es que fuera aparte de otros viajes impactantes, como el de Costa Rica y Panamá (por nuestro contacto con los indios Kuna, en el archipiélago de San Blas) o el de Vietnam (que sigue siendo uno de los mejores que recuerdo, por su extensión de 3 semanas y por la enorme variedad de experiencias, sobre todo en las montañas de Sapa, con varias tribus ), éste ha sido posiblemente uno de los más emocionantes realizados, con experiencias de calado humano e imágenes que quedarán para siempre grabadas en la retina.

El África Negra. Quién me iba a decir, cuando descartamos Tailandia para Navidades allá por Mayo (por no ofrecer emociones muy diferentes a las que ya hemos vivido en otros lugares de Asia) que, cuando surgió la idea de Mozambique, nos íbamos a enfrascar en una aventura tan completa con un plus de calado humanitario muy superior al vivido en viajes anteriores. 

Mozambique es quizás lo que uno espera de Africa…y mucho más: cultura paisajes vírgenes o muy poco explotados, con la humanidad de su gente y la sonrisa y vitalidad de los niños…pese al sufrimiento. 



Definitivamente creo que la próxima Navidad iremos a otro país de África que permita un nivel de seguridad razonable, como Mozambique, tan acogedor como cautivador.



VIDEO DEL VIAJE
https://youtu.be/L37uMNHbAQ4

Comenzamos...

No ocultaré un cierto nivel de inquietud cuando un mes antes de ir, leíamos que había revueltas guerrilleras esporádicas por el país (si bien concentradas en áreas a las que no íbamos), secuestros en la capital y un episodio reciente de violaciones a mujeres sudafricanas. Nada serio y seguimos los consejos tranquilizadores de los dos hoteles a los que íbamos. 

Más bien al contrario, hemos visto un remanso de paz y la gente es muy tranquila…excepto cuando bebe jjj, como en todos los sitios. No hemos visto unanimidad en distintas fuentes oficiales, pero Mozambique está entre los 5 paises más pobres del mundo (junto a Somalia, Haiti, etc…). Lo ha vivido todo: colonialismo (Portugal), independencia en 1975, guerra civil hasta 1992 con un millón de muertos…pero es un país emergente lleno de esperanza….no como su "esperanza" de vida, de solo 50 años y un 40% de mortalidad infantil….con una tasa de 5 hijos por mujer. Salario medio entre 50 y 100 euros. Más de 100 ONGs operan allí….pero como contrapunto sus 2.700 km. de costa ofrecen "vistas top" a la altura de cualquier paraíso semi-inexplorado del mundo; lo hemos comprobado en una joya natural: el archipiélago de Bazaruto, un parque nacional. 


En general, hemos visto un paisaje soberbio, virgen y auténtico. Miles de cocoteros y playas interminables. Espectacular, aunque lo mejor puede que sea su gente, afectuosa y simpática. La mayoría no trabaja y sobrevive solo con lo que recolecta o pesca. Trueque como el de toda la vida. 
En general hablan portugués (nosotros portuñol, jaaj), pero muchos jóvenes y niños solo hablaban swahili (khanimambo es gracias, dzixille es buenos días,…). En los hoteles y con la gente en restaurantes o centro de buceo era posible hablar en inglés perfectamente. Debo decir que en Mozambique la mujer lo hace todo y el hombre no hace nada, pero nada de nada. Es socialmente admitido y resultaba muy chocante. 
También es muy habitual negociar el precio todo. A veces era un despropósito: te dabas cuenta que presionabas por 1 o 2 euros. El cambio era fácil: 1000 meticales = 25 euros. La cerveza de 1/3, a 50 meticales = 1,25 eur. Bebimos muchas botellas de vino blanco sudafricano. Rico, a unos 12 eur en restaurante.


Llevamos una maleta "humanitaria" de 25 kilos con ropa y muchas cosas: fue lo más emocionante del viaje.


Pese a ser temporada de lluvias, el tiempo se ha portado. Temperaturas entre 32 max. y 25 grados min., sol muy agresivo, una comida en general muy buena y todo siempre con mucha "tranquilidaaade"…lo cual provocaría urticaria al viajero más nervioso y exigente…pero que encajaba en un contexto tropical de poca prisa para todo, acorde con la vida del país y el carácter de su gente. Por suerte no soy impacientes. 

Nos extrañó el poquísimo turismo que vimos (presumíamos mucho sudafricano, pero las malas noticias previas frenaron al parecer que llegasen en masa, y solo veías a algunos en sus 4x4) pero lo mejor: había muy poco mosquito : solo me ha picado uno!!! Juasss, menos mal, estábamos bastante acojonados. Las camas de los hoteles tenían unas mosquiteras increíblemente grandes y efectivas. Pese a ello fuimos disciplinados con la profilaxis contra la malaria, que allí nos advirtieron era de "la mala", además de endémica. De vacunas estábamos ya "servidos", por otros viajes. Hemos visto, en cualquier caso, la parte menos pobre: el norte es mucho peor…y fue lo que se veía en "Españoles por el Mundo" o "Callejeros Viajeros" de Mozambique.


El viernes 27/dic vuelo Bilbao-Lisboa, con TAP Portugal. Un dia casi entero y una noche (obligatoria por la escala) en Lisboa nos sirvió para regresar a una ciudad que no ha cambiado con los años y que siempre deja buen sabor de boca. Desvencijada y vetusta, nos la recorrimos con mucho interés. 
Comimos de cine en el Pinoccio de Avenida Liberdade unas gambas, unas almejas y un arroz caldoso insuperable, con un buen vinho branco. Subir al Bairro Alto en tranvía y recorrer sus calles con tiendas y locales bohemios de arte y moda fue una gozada que rematamos con varias birras y una buena cena en un minúsculo restaurante de 4 mesas. Precios muy razonables. Nos esperaban 10 horas de avión al día siguiente. Ni color…estamos mal acostumbrados con Emirates o Qatar jjj. 

Tras la llegada a la capital Maputo (con solo 1h. de diferencia con España), a las 22,30h., calor y humedad, cambiar algunos euros por meticales en el aeropuerto, taxi y al hotel, cervecitas locales en la terraza del hotel y a la piltra para madrugar al dia siguiente: teníamos un vuelo interno a nuestro primer destino: Vilanculos (con L.A.M., prohibida en la UE). De noche, Maputo no invitaba a pasear. Ufff, alguna peñita era pa' flipar.





VILANCULOS (o VILANKULO)



La vista aérea de Vilanculos nos sorprendió. Mucha extensión y todo lleno de pequeños grupos de cabañas (2-5) aisladas entre árboles y palmeras. Chozas, diría más bien, de caña, barro y paja. Población rural, dispersa y remota. El hotel CASA BABI (nº 1 de Tripadvisor, plagado de críticas excelentes) resultó ser más que un acierto, por la comodidad, ubicación, privacidad y exento de lujo. Solo 4 habitaciones (3 para nosotros) y una pequeña piscina. También había un centro de Buceo. Los dueños nos tuvieron en palmitas. 

Ambiente familiar y super-acogedor. Wi-fi. A pocos metros de la playa y frente a donde los pescadores llegaban con sus "dhows" (barquitos de vela) con sus capturas diarias. En marea baja a tope, el agua se retraía tanto, que costaba acertar a ver dónde comenzaba a cubrir. Las vistas desde la habitación, espectaculares. Llevamos, como siempre, comida de España (embutidos y de todo), así como un par de botellas de ron que animaron nuestras (primeras) tertulias nocturnas. Un lujo (http://www.casababi.com/sp_CasaBabi.php). 5 perros sueltos en el hotel, que no incomodaban y que –increíble- nos "escoltaban" cuando bajábamos a la arena. 

A Vilanculos (o Vilankulo) algunos le llaman el Caribe de Africa. La playa tiene vida, flanqueada por una espesa vegetación, con los pescadores que arrojaban a la arena el pescado aún vivo…: se negocia, se ofrece, se pesa y se come. El hotel nos ofreció hacer una ruta a pata por el pueblo con un guía local, Fakir, un tipo encantador, que nos llevó adentrándonos por caminos de arena y polvo, lo que nos permitió socializar con un montón de gente que iba y venía, las mujeres con sus coloridas "capulanas" (pareos), todos educados y cariñosos aunque algo tímidos de primeras, con respeto y pidiendo permiso para cada foto que nos hicimos. Muchos te agarraban de la mano. 

Entrábamos en las zonas junto a sus cabañas. Fue acojonante una chica que nos dijo que venía de dar a luz: volvía descalza a su casa con el bebé enredado en su capulana (imagínate) y con un bolsón en la otra mano. Nos quedamos impactados. Apenas veías guiris. 

Visitamos el mercado local, una auténtica pasada de colores y olores, la esencia de la vida local. Caminos caóticos y rancheras abarrotadas de gente. Pero faltaba lo mejor por llegar: una visita al orfanato del pueblo (donde se crió nuestro guía). Nos recibieron unos 30 niños. Máxima emoción. Fakir nos llevó al hotel a recoger la maleta "humanitaria" llena de ropa, blocks, bolis y pinturas, artículos de higiene…en fin, MIL GRACIAS a todos los amigos que contribuyeron a ello, incluídos los Bomberos de Bilbao!. 


Lo que allí vivimos, cuando pusimos todo en el suelo y empezaron a repartir primero las gorras,…fue inenarrable. Las miradas y achuchones de agradecimiento de Katherine, la "jefa" del orfanato, justificaban todo. Montaron unos juegos con los niños y era una gozada verles sonreir y agarrarte. En fin, para vivirlo. Lágrimas inevitables. Nos despidieron cantando. En 2007 un tifón arrasó Vilanculos…fue una pena…les pasó por encima. Nos acordábamos de lo que pasó en Filipinas hace pocos meses…



Un dia nublado paseamos por la playa en marea baja desde nuestro hotel hasta muy lejos. Una maravilla.
Y otro día (1/enero) fuimos en lancha a Bazaruto, Parque Nacional Una pasada las vistas desde la zona más alta de las dunas y el espectáculo visual de las islas. El snorkel resultó fallido por las olas (no nos fiamos de la destreza del guía) en mar abierto y olas de casi 2 metros. Vimos flamencos y delfines. Como solo estuvimos 4 noches, no nos importó no dormir en Bazaruto, con resorts muy caros, aislado y algo lejano (1h. en lancha desde Vilanculos) porque nos hubiésemos perdido el contacto con los locales y…lo mejor de todo: la Nochevieja


Habiamos llevado nuestras propias uvas en latas individuales juasss; peladas y sin pepitas. Para qué quieres más!!, que diría Leo Harlem. Cenamos en uno de los mejores restaurantes del pueblo (Kasbah), por 20 euros a todo trapo!, y antes de las 00h. fuimos a la fiesta al aire libre en la playa organizada por Vodacom (Vodafone) en un escenario en la arena frente al mar (marea baja). Fuego artificiales, algo de lluvia, calor, oscuridad, watios insuficientes, pero un marchón acojonante con DJs y todos sintiéndonos afortunados de poder estar allí celebrando la cuenta atrás en directo y gritando con cervezas en la mano. 

Puff, en serio que fue increíble la experiencia. Muchas fotos con gente local (a los que hay que enseñar siempre "cómo han quedado"). Una especie de chiringuito al lado permitía el avituallamiento de birras. Habría unas 6.007 personas: unos 6.000 "oscuros" y nosotros 7. Miento, jaaj, vimos un par de blancos (conocimos un italiano que tenia un hotel allí). Nos tuvimos que ir a casa a las 3am porque algunos estaban ya muy pedos y chapas, había mucha gente, algo de caos, poca policía y poca luz.

Vimos una pelea cerca nuestro. Fakir andaba por allí, nos vió y se le veía un poco "protector"… No lo teníamos claro, la cosa se ponía fea por momentos y lo mejor era marcharse, pero con "tranquílidaaaade" eh? jajja. No beben a menudo…o no saben beber. También al ser Nochevieja…











































TOFO

Tras 4 noches en el poco explotado Vilanculos, salimos con gran pena pronto hacia el sur, 4 horas en una Van, con Paolo, un taxista que nos consiguió el hotel, rumbo a Tofo, donde estaríamos 4 dias y 3 noches. El tiempo era ya genial: mucho sol y calor. El hotel CASA NA PRAIA (http://www.casanapraiatofo.com/en/the-hotel/casa-na-praia) fue –una vez allí- lo mejor que hubiésemos escogido. También nº 1 de TripAdvisor, su situación era excelente, con solo 5 habitaciones en la playa. Desayunos, como en Casa Babi, igualmente increíbles. Nuestra habitación, además, con AC y unas vistas de canguelo.

La noche tenía ambiente, el justo por suerte. Restaurantes muy buenos (nos falló un arroz caldoso que resultó ser una sopa de marisco con arroz jjj), garitos con musiquilla y algunos mochileros y gente hippie, que nos recordaban a El Nido en Filipinas, pero más quizá aún más a la isla de Morro de Sao Paolo, en Brasil. 
Un mercadillo central de ropa y artesanía que solo funcionaba en horas de luz solar y algunos excelentes restaurantes. El agua del mar a 26-27 grados, las playas, de ensueño y con poca gente y olas perfectas.

Una excursión de 3 horas en quad fue una toda una experiencia, entre poblados. Macarreé derrapando lo que pude. Fuimos hasta Barra y condujimos por caminos entre chozas y palmeras: muchos niños salían al camino de arena para saludar o darnos la mano en marcha. Otro día hicimos la excursión para ver el tiburón ballena (de unos 20 metros): no hubo suerte: "solo" vimos algunos delfines y una tortuga enorme flotando. 
Antes de salir, un guía de buceo español nos dijo que hacía poco se habían visto varios tiburones blancos en la zona…pero que ahora con el agua tan caliente, era imposible. No te jode. Flipábamos en colores. Fue emocionante el estar esperando el avistamiento para lanzarse al agua (estábamos todos ready con aletas y gafas en ristre) pero ese momento no llegó. Hicimos snorkel en alta mar para aprovechar la salida. 

El colofón fue –al regresar a nuestra playa- el vivir lo que veíamos que hacían las zodiacs rápidas del centro de buceo, y que llamaban "Beaching the boat"…que no era más que acelerar a tope y meterse en la arena. Una pasada!: Muita emoçao!!!. 

Un día compramos unas langostas king-size y un pez enorme (para siete!!!) recién pescadas que nos ofrecieron en la playa junto el hotel: pesar, pagar y cocinar. Nos dejaron usar la cocina y preparamos unas ensaladas con lechugas, tomates y cebollas que compramos en el mercado, con 3 botellas de vino blanco que metimos al congelador comunitario del hotel. Preparamos las langostas con vinagreta y en fin, como en casa!. Debo decir que la perplejidad de las empleadas viéndonos picar el ajo y hacer la ensalada fue muy divertido, mientras nos poníamos de vez en cuando un vinito. Como en un txoko!!!, unas risas…solo nos faltaba el delantal.

Amanecía a las 5am y dar paseos por la playa desierta hasta la cercana Tofinho era un inmenso placer antes de desayunar y del primer baño "solo", y desde la hamaca y las tumbonas de la misma habitación teníamos unas vistas privilegiadas. 

Conocimos una alicantina hippie que llevaba ya 5 años en Tofo y su casa estaba en un árbol. Fuimos un par de noches a su local, que parecía cubano, con ventiladores en los techos y música muy guapa. Nos puso al día de Tofo y de Mozambique. Palique interesante con mojitos... y cierta envidia.




























El último día (5/Enero) apuramos "demasiado". Dejamos Tofo a las 15,30h (playa a tope y comida) y teníamos 6,30 horas con Paolo en una van hasta Maputo. Nos paró un control policíal y estuvimos preocupados…. Pero es que además, conducir con prisa cuando ya se hizo de noche fue un poco temeridad. En algunos tramos le pisaba a 130 km/h…. Por cierto, que se conduce por la izquierda. 

Llegamos a Maputo menos de dos horas antes del despegue (23,45h.) y no lo teníamos nada claro ante un posible cierre de facturación (en vuelos internacionales…) que diese entrada a listas de espera. Volvimos un día antes de lo previsto inicialmente. Los billetes los sacamos en Julio, pero en Agosto TAP nos comunicó que el vuelo del 6/Enero se había cancelado y solo nos ofrecían el del 5/Enero, así que ya íbamos mentalizados para tener un día menos de estancia allí y llegar a Bilbao el 6/Enero…. una pena. Finalmente todo nos salió bien, incluso una cosa arriesgada que hicimos: no usar el Lisboa-Bilbao directo con TAP (porque la escala en Lisboa era de 11 horas y llegábamos a Bilbao a las 23h.) y coger un Lisboa-Madrid-Bilbao con Iberia, por los pelos (solo 2h de margen en Lisboa) que nos permitió llegar a Bilbao a las 17h., y sin jet-lag (dormimos como lirones en el Maputo-Lisboa, yo unas 8 horas, de las 10 que duraba). Final "feliz".

En suma, Mozambique, virgen y auténtico, un viaje emocionante y cargado de ilusión que nos ha dejado, como ya esperábamos, algo "tocados" y más sensibilizados con el Tercer Mundo. El haber podido combinar nuestro estilo de viajes con una experiencia de este tipo, nos ha permitido disfrutar exponencialmente de cada instante. 

Las dos últimas Navidades hemos estado en Kerala (India) y en Sri Lanka, ambos igualmente fascinantes, por lo distinto de su cultura, muy exótica, y por la belleza de sus paisajes, por lo que creemos que podemos seguir una estela alternativa y "diferente" a la de los viajes de Junio/Julio. Este verano, si nada se tuerce, quisiera ir a Belice y Roatán (Honduras), con un par de noches en Miami, aprovechando que puedo pagar los vuelos ida-vuelta hasta allí con puntos Iberia. Ese viaje promete tanto como otros similares que llevamos a la espalda y aunque lo disfrutaremos a tope y probablemente será genial, estamos deseando ya que llegue de nuevo diciembre para volver a Africa a paladearla... pero también a ayudarla.

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